jueves, 14 de agosto de 2014

De ida y sin retorno

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Escribir me depura,  me sana, es como un exorcismo. Hay cosas que se aclaran, otras vuelan y las dejo ir. Surgen cosas nuevas, ideas nuevas, visiones nuevas. 
Hay días que me apetece escribir aunque a veces no se de qué, ¿no tengo nada que contar? Es muy posible. Bueno, y ¿porqué habría que contar algo?. Otras veces tengo ideas pero no arrancan.
Ahí están, en la foto, los dos polos, el hogar (en forma de tapete) y la imagen-objeto de lo extranjero, lo lejano (posavasos venido de Islandia), los miro y vuelo...
Desde hace unos años se me quitaron las ganas de viajar, me refiero a otros países, regiones, lugares. Tenía toda la energía puesta en otro lado y pensar en hacerme un viaje largo, que no fuera el típico viaje de playa , de ir a reposar en una tumbona a tomar el sol, leer y beber cerveza fría, me daba mal. 
Los últimos viajes largos que hice, y que conste que estoy hablando de viajes en la geografía fisica externa (no se si se me entiende), fueron hace 5 años. En el 2009 fui a Buenos Aires y a Cuba, dos viajes mágicos, maravillosos, dónde vi, aprendí, conocí, descubrí, soñé, cansé, bailé, comí, bebí, trasnoché, madrugué, me embriagué, amé, reñí, agarré, solté...viví!
Bueno, pues ahora me ocurre que me apetece volver a coger el camino físico del viaje. Solo es por ahora una  idea, un anhelo, un hormigueo por el cuerpo que se va traduciendo en ganas, en deseo.
No se a dónde me llevarán mis pies, ni cuándo.
Casi todos mis viajes fueron fruto de agradables casualidades, no fueron viajes muy pensados, ni muy preparados, nunca he sido una buena organizadora de excursiones, de recorridos, amo la improvisación aunque a veces me salga el tiro por la culata y me desespere por sentirme perdida y sin recursos aparentes, al final todo se arregla, como siempre.
Volvería a Cuba (tengo que rescatar las fotos del viaje a ver si hay algo decente)
Volvería a Marruecos. Me apetece Senegal. Sería fantástico ir a la antigua Persia. Sería genial ir a Nueva Zelanda, a Islandia, a Mongolia. También me gustaría volver a Argentina para ir a los confines del mundo. A las Azores, a México, a Népal, qué se yo! mil sitios.
Del viaje no se vuelve nunca igual. Se va y se vuelve otra. El viaje es el camino. En realidad se viaja cada día, no hace falta irse muy lejos, es normalmente en nuestra vida cotidiana dónde encontramos los obstáculos más grandes y también las mayores alegrías.
Hay a veces un deseo de huida en el hecho de viajar lejos, como si pensáramos que al irnos miles de kilómetros, en otra cultura, en otro clima, con otra gastronomía...fuéramos a encontrar lo que nos falta aquí, en nuestra casa. Lo que pasa es que nosotros viajamos con nosotros mismos, nos llevamos a cuestas, con nuestras carencias y nuestras riquezas.
Yo me he dado cuenta que mi mejor viaje es el viaje hacia adentro, a los confines, a los orígenes, a las entrañas de mi misma, ahí si que he encontrado respuestas. No niego que los viajes hacia fuera me han ayudado y he disfrutado de ellos infinito, porque ¿qué es dentro-fuera?¿dónde está esa frontera?, dos caras de una misma moneda que soy yo.
Y como hay tiempos para todo, y como no hay mejor cosa que aprender a escucharse, dejar que las necesidades propias fluyan, respetar los tiempos propios...pues parece que quizá vuelva el tiempo de volver a llenar la mochila.

"A nivel interno se sale del laberinto cuando amoreseamos lo cotidiano" Albert Rams


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1 comentario:

  1. ¡A cuántos sitios has ido! A mi me gustaría ir a Islandia y Japón.

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