¿Quién no ha oído en su interior esa voz que le dice lo incapaz que es, que le hace creer a pies juntillas en todas sus inseguridades, que le repite "no puedes" una y otra vez, o lo que se tercie según la idiosincrasia de cada uno?
Si alguien nunca la ha oído que por favor me lo diga, porque sería de verdad un caso excepcional.
Esa voz cruel y machacona es nuestro perro de arriba, que a veces, según el grado, nos hace, me hace difícil la existencia.
Pues mira, hace poco tuve un encuentro cara a cara con él, un encuentro de los importantes y me di cuenta cómo gasto y gasto energía intentando apagar su voz y que lo mejor es dejarle y dejarle gritar. De tanto gritar de repente su voz se volvió ridícula, irrisoria, de tan exagerada perdió todo lo que yo le ponía de verdad.
Esto no va de una.
Una y otra vez se cuela y pretende que le crea, tiendo a huir y de nuevo digo no, le miro y dejo que grite. Me he dado cuenta que no tengo
que hacer nada.
Éste, el de la foto, no es mi perro de arriba, pobrecita. Kora es juguetona y vivaz y es el perrito de mi familia adoptiva en Madrid.
Banda Sonora:
Mi vecino de arriba ya está afónico el pobre... ;)
ResponderEliminarQue cosas tan guapas escribes Carmen, un saludo :)
Gracias Sandra. Ay, los perros de arriba, que mal nos tratan-tratamos a veces. A ver cuando me paso a verte y a merendar! Besitos
Eliminar