Es muy agradable compartir alguna pasión con alguien.
Saber que cuándo tu hablas de la maravillosa novela de barcos que te acabas de leer, esa persona sabe de qué estás hablando. Que cuándo nombras a Conrad o a Melville no estás hablando de cualquier autor, que las palabras que ellos escribieron te tocan en un lugar sensible que tiene que ver con el mar, con el trinquete mayor y las jarcias, con las tormentas y los tifones, con las penurias y las maravillas de la vida en el mar, con el ancla y con el timón, con la aventura infinita y el aburrimiento desnudo... figuras que están ahí, pero de alguna forma, simbólicamente están dentro de mi. No se muy bien qué es, de verdad. Me llena y me vacía a la vez. La aventura en el mar me apasiona y me da miedo.
Me decía ayer María, mi amiga con la que comparto esta pasión, que le venía a la cabeza la palabra alemana "Fernweh", que significa la nostalgia de lugares lejanos en los que nunca has estado ni crees que vayas a estar, puede haber algo de eso.
Otra amiga me decia, curiosa por este gusto mío, si en mi árbol genealógico había algún hombre o mujer de mar, que quizá de ahí venía esta cosa mía. Yo no encontré en mi árbol ni una mísera barca.
Dentro de esta pasión están también las ballenas, esos inmensos mamíferos tan misteriosos, a mi me lo parecen.
Quiero ir a ver ballenas. Nunca vi una ballena. Quiero ir a las Azores. Quiero ver ballenas :)
Quiero ir a ver ballenas. Nunca vi una ballena. Quiero ir a las Azores. Quiero ver ballenas :)
María me regaló este sello precioso con forma de ballena y lo estoy poniendo en mis libros.