Febrero llegó despacio y los días pasaron sin pasar y un adormecimiento se apoderó de mi y viví mis días cuál sonámbula.
Pocas palabras, pocas imágenes.
Me rendí a un extraño letargo del que me sacó
Conrad, la imagen de un ancla largada y las falsas y absurdas fidelidades.
Desperté y me di cuenta de que dormirse puede ser un descanso y también una trampa mortal para no vivir los días con la lucidez que me corresponde y con el placer de una vida vivida a lo grande.
Ole! Buen fin de semana!
Chiquilla, muy casual! Más o menos he recibido yo asía febrero! Muy aletargada, y no me lo debo permitir.
ResponderEliminarBuen fin de!
Yo llevo bastante aletargada desde que empezó el año. Me incomoda mucho, pero me estoy dando cuenta de que creo que me viene pasando esto desde hace unos años. Enero y febrero son lo peor del invierno...
ResponderEliminarComplicado debatirse entre dejarse llevar y esforzarse en luchar...
Preciosa reflexión. Es muy difícil encontrar el equilibrio entre el descanso necesario y la anestesia. Suerte con ello.
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