La familia

Como cada primer sábado de septiembre desde hace unos cuantos años nos reunimos todos o casi todos en Parana, pueblo de la infancia, a comer, a beber, a bañarnos en el pozo Pepón, a contar y a escuchar, a reírnos, a pasarlo bien, a hacer el tonto, a vernos las caras...

Infancia perdida y últimamente recuperada.

La familia, ancla, raiz, tierra. La familia, lugar de encuentro y de desencuentro.

La familia, espacio de cosas no dichas, de secretos; espacio de amor infinito y de nacimiento, de lugar en el mundo.

Cada uno con su historia y con una historia común que viene de largo, de un tronco común que inexorablemente nos une, que habla de nosotros, de los que nos trajeron a este mundo. De los vivos, de los muertos.

La familia que nos sobrevivirá, que junto a ella viviremos, mejor curando las heridas, mejor curando los vínculos dolorosos para recuperar la libertad de amar. Porque qué difícil es a veces demostrar el amor por vergüenza o por miedo a no ser correspondido.

Dedico este post especialmente a mi madre y a mi padre que me regalaron la vida.

Dedico este post a mis hermanos y hermanas que me acompañan siempre.

Dedico este post a mis primos y primas, a mis tíos y tías y a todos y cada uno de mis ancestros, especialmente a mis abuelos y abuelas.

Banda Sonora:

Django Reinhardt