lunes, 4 de enero de 2016

A la mierda las mejores intenciones



Esta época es la de las buenas intenciones. Me he pasado la vida perdiendo mi bendito tiempo pensando y haciendo listas llenas de objetivos que iban a cambiar mi vida. Septiembre, por eso del principio de curso y Enero, por eso del principio de año, son lugares comunes para las mejores intenciones.
Yo siempre he preferido septiembre para mortificarme con listados de objetivos y logros para el próximo curso.
Las cosas han cambiado bastante, ahora ya no pierdo el tiempo con la construcción de esas listas, ya no hago listas, ¡para que! ¿para luego frustrarme por el incumplimiento persistente y seguro de cada uno de los objetivos? ¡no!. Si una cosa he aprendido o estoy aprendiendo en la vida es a dejar de maltratarme. Ya valió de listas infinitas sobre empezar al gimnasio, a clases de inglés, propósitos de llevar las cosas al día y no dejarlas para el último minuto, de ser ordenada, de cocinar todos los días, de ser persistente con mi práctica de meditación, de desmaquillarme cada noche (si, muchas veces no lo hago, suerte la mía que no me echo mucho pote).
Vamos, que sigo como siempre, no haciendo muchas cosas de las que "me gustaría hacer". Ya hablé alguna vez del autoengaño que padecemos una y otra vez con el "voy a hacer", voy a hacer pero no hago, eso quiere decir entonces que no lo quiero hacer y punto.
No quiero ponerme en forma, no quiero estudiar inglés, no quiero cocinar todos los días ni hacer meditación, ni quiero desmaquillarme(ya veréis, cuándo sea vieja quedaré sin pestañas y eso no me apetece nada, jaja!), ¡como suena eh!
Gasté horas y horas haciendo listas, para nada, sí,  para perder el tiempo infinitamente, recrear una y otra vez las cosas que iba a hacer en mi mente para luego no llevarlas a cabo. Y ocurre que las cosas que no se llevan a la acción se quedan estancadas, se acumulan, inconclusas quedan atrapadas en algún lugar de nosotros mismos, como asuntos pendientes.
En el ciclo de necesidades, en el Reposo aparece una Sensación, quizá a esa sensación le podamos poner Conciencia, darnos cuenta de ella. Aparece entonces la Energetización, una necesidad que podemos actuar, llevarla a la acción, entonces entramos en Contacto, después del contacto necesitamos Retirarnos para no quedarnos pegados en el otro, en lo otro, para poder descansar, volver a uno mismo y estar preparados para una nueva sensación-emoción y desde la atención darnos cuenta de nuestra necesidad.
¿Qué ocurre si paralizamos nuestra necesidad un poco antes de la acción, es decir, si no la actuamos, si no la llevamos a cabo? Pues que la energía queda atascada y y no podemos llevar a cabo o ir hacia la concreción de nuestras necesidades. Y si una y otra vez no llevamos a cabo nuestras necesidades llega un momento en que ni sabemos cuales son, perdemos hasta la capacidad de darnos cuenta de la sensación y de la emoción que viene con ella.
Ahora en vez de hacer listas y ponerme grandes objetivos prefiero poner atención a mis necesidades cotidianas, a dosificar mi energía en lo que necesito, en observar mis límites y en dejar de lado los "deberías hacer esto o lo otro".  No digo que me vaya de perlas, digo que me va mejor, ¡jeje!

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